
No sabes lo difícil que es no mirarte cuando te ríes o cuando te picas conmigo y haces esa mueca tan tuya de morderte la lengua y apartar la mirada.
Oír tu voz cerca y oler tu aroma es una tentación de la que no me puedo resistir, por la que al final caigo a tus brazos, y si además me llamas principessa, me derrito por ti.
Esas caricias suaves por todo el cuerpo, esos besos calientes por el cuello, esas miradas furtivas,... así no hay quien se pueda concentrar en otra cosa que no seas tú, amore.
Y los abrazos fuertes tras una larga espera y tiempo sin vernos, acompañados con besos intensos y largos de película, son algo imposible de evitar cuando te echo de menos.
Te convertiste en mi droga amor, mi mayor causa de locura. Rondas por mi mente noche y día, estoy siempre recordando cuándo y cómo fue la última vez que estuvimos juntos y deseando volver a verte para poder tener más recuerdos que añorar cuando te vayas.
Las agujas del reloj giran y giran cuando estás a mi lado, es inexplicable como puede pasar el tiempo tan rápido en esos momentos y tan lento cuando tantos kilómetros me impiden besarte y pasear contigo cogidos de la mano.
Te necesito para vivir, quiero poder verte todos los días, dormir contigo y que al despertar sigas ahí, que las primeras palabras que escuche por la mañana sean un buenos días mi princesita, darte un besito en la frente antes de levantarnos de la cama, decirte te amo...
Déjame colocarme con tu esencia y fundirme entre tus brazos, fumarme el tiempo contigo y a cada calada sentir el veneno de tus besos en mis labios, inyectarme tu amor y enfermar de él sin que exista cura, déjame drogarme de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario